Femicidios

Hasta hace pocos años cuando una mujer era asesinada se decía que era un crimen pasional. Claudia Laudano, docente de la Universidad de La Plata e investigadora de comunicación y género, menciona el error de asociar violencia o asesinato con amor. Luego continúa: “Esto, además, coloca el crimen en la esfera privada y descontextualiza las condiciones sociales que generan la violencia hacia la mujer. Además, ´matar por amor´conlleva asociada la idea de la excusa y la justificación por parte del agresor”.

La ley de femicidios (26.791/12) fue un importante avance en la materia. Lo colocó en el Código Penal y tipificó esta clase de delitos. El femicidio corresponde a la esfera pública y son las desigualdades de género las que lo originan. “Al haber una ley, hay un indicador de mayor conciencia”, señaló Diana Maffía, que dirige el Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires.

“Alrededor de 87,000 mujeres fueron asesinadas en todo el mundo el año pasado, unas 50.000, o el 58%, a manos de parejas íntimas o familiares. Esto equivale a unas seis mujeres asesinadas cada hora por personas que conocen”, este dato surge de una investigación publicada por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). El estudio señala, además, que “las mujeres siguen pagando el precio más alto como resultado de la desigualdad de género, la discriminación y los estereotipos negativos”, dijo la Directora Ejecutiva de UNODC, Yury Fedotov.

Según el mismo informe, los hombres que matan a su pareja de sexo femenino por lo general mencionan haber tenido problemas con el alcohol, celos y miedo al abandono. En cambio, las mujeres que habían matado a su pareja de sexo masculino con frecuencia mencionaron que habían soportado largos periodos de violencia física a manos de esa pareja.

La ONU recomienda que se adopte un enfoque de género en vez de considerar a las mujeres como objetos de protección o fuentes de evidencia judiciales. A raíz del femicidio de Lucía Pérez, Maffía también señaló la importancia de no leer la escena de un crimen con “las formas patriarcales”.


Un estudio realizado por el Registro Nacional de Femicidios, en 2017, arrojó una información similar. En el 48 % de los casos la víctima ya convivía con su asesino.

Rita Segato, doctora en Antropología e investigadora, señala que “La vida se ha vuelto inmensamente precaria, y el hombre, que por su mandato de masculinidad, tiene la obligación de ser fuerte, de ser el potente, no puede más y tiene muchas dificultades para poder serlo. Y esas dificultades no tienen que ver como dicen por ahí, porque está afectado por el empoderamiento de las mujeres, que es un argumento que se viene utilizando mucho, que las mujeres se han empoderado y que los hombres se han debilitado por ello y por lo tanto reaccionan así… no. Lo que debilita a los hombres, lo que los precariza y los transforma en sujetos impotentes es la falta de empleo, la inseguridad en el empleo cuando lo tienen, la precariedad de todos los vínculos, el desarraigo de varias formas, el desarraigo de un medio comunitario, familiar, local… en fin, el mundo se mueve de una manera que no pueden controlar y los deja en una situación de precariedad, pero no como consecuencia del empoderamiento de las mujeres, sino como una consecuencia de la precarización de la vida, de la economía, de no poder educarse más, leer más, tener acceso a diversas formas de bienestar”.