Suspensión de la final

Fue una jornada histórica, pero ni cerca de cómo se esperaba que fuera. Cuando el estadio estaba casi completo, la llegada del equipo visitante al Monumental se vio envuelta en incidentes. El micro de Boca fue recibido con piedras por un grupo de hinchas locales.

Los vidrios del bus se rompieron y los gases lacrimógenos que utilizó la policía para dispersar terminó afectando al conjunto xeneize, que entró al vestuario con dificultades para respirar y con picazón en la garganta. Pablo Pérez, el capitán boquense, fue el más afectado con una úlcera en su ojo izquierdo.

Horacio Paolini, dirigente de Boca declaró: “El operativo fue un fracaso. Dejaron a la deriva nuestra llegada”. El conductor del autobús de Boca se desmayó mientras manejaba. Luego lo relató de esta manera:

A raíz de estos hechos, los directivos de ambos clubes y de la Conmebol mantuvieron una muy larga reunión, dentro del estadio, para decidir qué medida tomarían.

En un primer momento el plan era que se jugara al día siguiente pero eso tampoco sucedió. En una conferencia de prensa sobre la final suspendida, el Presidente y el DT de Boca reafirmaron su postura con respecto a la reprogramación del partido. “Debo decir que no es lo que se vive previamente a una final lo que nos tocó vivir. Claramente estábamos en desventaja deportiva ayer y hoy. Lo mejor para Boca era no jugar porque no estábamos en las mismas condiciones que River”, relató Barros Schelotto.

Desde Conmebol la información es que habrá una nueva reunión el próximo martes:

El local se limitó a citar, en su cuenta oficial de Twitter, lo que dijeron desde Conmebol:

A su vez, desde el club azul y oro anticiparon por dónde irá el reclamo a presentar:

Mientras tanto el estadio local quedó como testigo de un partido dos veces pospuesto.

“La final del siglo”, como fue denominada, aún está a la pendiente de una resolución. Por el momento, este segundo encuentro, está jugándose más afuera que dentro de la cancha.