La era de Tinder

En la semana de San Valentín investigamos en Google qué preguntas fueron los más buscadas en 2018. Llamativamente nos encontramos, en tercer lugar, con la siguiente consulta: ¿Cómo funciona Tinder?

Así lo indica el buscador más utilizado.

¿Qué es? Empecemos por el principio. Es una aplicación gratuita que se puede descargar desde cualquier dispositivo que tenga uno de los dos sistemas principales: tanto iOS como Android. Primero viene el chat y, por lo general, luego las citas en persona. La aplicación geosocial, en donde se coloca un rango de distancia desde la propia ubicación, nació en 2012 de la mano de Sean Rad, Justin Mateen, Jonathan Badeen y Ramón Denia. El crecimiento fue exponencial. Dos años después de su lanzamiento logró que más de 50 millones de usuarios la utilizaran en los 24 idiomas en que está disponible.

Números que llaman la atención

En 2011 fue el primer año en que se empezó a pasar más horas en apps de citas que en sitios similares on-line.

Consiguió 10 millones de usuarios alrededor del mundo en sus primeros meses de existencia.

27 años es el promedio de edad de los usuarios.

11 veces al día, durante periodos de 7 minutos, invierten los clientes en chequear la aplicación.

En promedio la aplicación es bajada 20.000 veces al día.

Las mujeres, al igual que los hombres, rechazan personas en un 70%

Tiene un crecimiento de 15% semanal.

Solo el 6% de los usuarios cree que la aplicación es para tener sexo casual, según sus creadores.

45% de sus miembros son mujeres.

Hay 10 millones de “matches” diarios y 750 millones de selecciones.

El sitio RT señala que “de acuerdo con las estadísticas, esta tendencia está dejando significativamente atrás las formas más tradicionales en que solían formarse las parejas. Entre 1940 y 1950 la manera más común era hacerlo mediante la familia y los vecinos, y en lugares como la iglesia y la escuela. En las décadas siguientes, las reuniones de amigos, el trabajo y los bares o restaurantes, eran los escenarios más frecuentes”.

Según un reciente estudio de la Universidad de Stanford (EE.UU.), que reúne datos de investigaciones y encuestas hasta 2017, alrededor del 39 % de las parejas heterosexuales y el 65 % del mismo sexo, se han conocido a través de aplicaciones de citas como Tinder o Badoo. El crecimiento ha sido tan grande que logró desplazar a otros lugares de reunión tradicionales (hacerlo a través de los amigos se redujo en un 20 %). Así lo vemos en el siguiente gráfico realizado por el mismo portal.

¿Qué fue lo que sucedió?

La doctora Montserrat Minchaca, especialista en psicoanálisis, comentó en una nota realizada para Vice que “independientemente de las aplicaciones para citas, las relaciones se modifican, pero no de manera uniforme ni homogénea, ni generalizada”. Luego continúa: “Los cambios en la manera de relacionarnos amorosamente surgen de manera natural y constante, pero Minchaca nota que esto no necesariamente se debe a las aplicaciones de ligue existentes hoy en día, sino que más bien es un proceso largo en donde las aplicaciones entran como factor de juego mientras se hace más palpable o visible la manera en la que queremos una relación, incluyendo todo el bagaje cultural, económico, personal y social”.

La pregunta según Minchaca, por tanto, debería ser re dirigida hacia otra cuestión: “¿Bajo qué condiciones se daban las relaciones ‘estables’ antes y en qué medida esas condiciones han cambiado? Por ejemplo: la creciente participación de las mujeres en la producción económica, lo que la conduce a una autonomía que plantea términos muy diferentes en la relación de pareja. La caída de las religiones que sancionaban la conducta moral y sexual; la apertura y el reconocimiento a las diversidades sexuales, la experimentación, la búsqueda del encuentro con otrxs y el impacto económico que implica independizarse”.