Menos de un Mes.Sí.

Faltan algunos días para que empiece. Cualquier copa del mundo, en sí misma, es un evento muy esperado no solo en el universo futbolero.

Tampoco sería novedoso decir que esta copa tiene un sabor especial diferente a las anteriores. ¿Por qué? ¿Por el calor que hace en Qatar? No. No solo por el calor. Aunque cabe la pena aclarar que habrá aires acondicionados en las calles (¿En la calle? Sí, leíste bien) y en los estadios. Estará programado para mantener una temperatura constante de 26°C. Los ubicarán debajo de cada butaca.

¿Tiene un gusto especial por qué se va a jugar en noviembre en lugar de a mitad de año? Podría ser pero no. Con el calor que hace en el país anfitrión, en junio y julio, sería imposible con 40° C o 50°C  grados realizar una competencia deportiva de alto rendimiento.

En nuestras tierras será la primera vez que veremos sin frío invernal un mundial y se va a juntar casi casi con los brindis de fin año. ¿Pero solo por eso va a ser diferente a los anteriores? No. No por eso solamente. Hay un tema central que no hace falta nombrar. ¿Por qué? ¿Por qué no canta el himno y no siente la camiseta? ¿Por qué arruga en las finales? ¿Por qué no tiene espíritu de capitán? Por solo mencionar algunas cosas que le han dicho a lo largo de los años. Vamos a preguntarnos algunas cosas más.

¿Es factible que una persona que no siente la camiseta juegue para Argentina cuando podría haber optado por jugar para España teniendo la ciudadanía? ¿Es posible que alguien que no canta el himno, porque no siente la camiseta, llore a moco tendido cuando se quede afuera de una competencia o pierda un torneo en la instancia decisiva? ¿Es posible que alguien que no canta el himno, porque no siente la camiseta, viaje desde la otra parte del mundo cuando podría disfrutar de vacaciones o más días de esparcimiento junto con su familia?

¿Por qué arruga en las finales? ¿Cuántas hubiésemos jugado sin él? ¿Podría alguien que no tiene espíritu de capitán lograr que no se tome ni la más mínima decisión dentro del equipo sin que él dé el visto bueno? ¿Podría alguien que no tiene espíritu de capitán soportar, teniendo una abultada cuenta bancaria y contratos con sponsors a lo largo y a lo ancho del planeta, no estar en cualquier partido que juegue el seleccionado nacional poniendo en riesgo su cuerpo como la maquinaria de deporte/negocio que implica?

Vamos con las algunas estadísticas. Ganó 40 títulos. 34 en el Barcelona: 10 Ligas de España; 7 Supercopas de España; 7 Copas del Rey; 4 Champions League; 3 Mundiales de Clubes y 3 Supercopas de Europa. Con el PSG, equipo en el que juega actualmente, obtuvo la Supercopa de Francia y 1 la Ligue. 4 con Argentina: Mundial Sub 20 del 2005; los Juegos Olímpicos 2008 en Pekín; La Copa América 2021 y La Finalissima 2022. Desde que marcó su primer gol con el equipo catalán el 1 de mayo de 2005 frente a Albacete en un partido de La Liga y hasta su salida de España marcó 474 tantos en 520 encuentros, lo que lo convirtió en el máximo goleador histórico en la competición.

Es muy posible, como él mismo se encargó de declarar, que este sea el último mundial que juegue. La vida del deportista de elite, como se sabe, es corta dentro de la más alta competencia. Se depositan, no solo en él pero principalmente en él, expectativas. ¿Le falta ganar el mundial para Consagrarse y entrar en la “creme de la creme” de la HISTORIA GRANDE del fútbol? ¿Cuántos jugadores, a lo largo del tiempo, muy inferiores en calidad futbolística, ganaron el mundial y fueron “olvidados”? ¿Eso los convirtió automáticamente en mejores o más exitosos? (¿Qué sería el éxito si no es lo que tiene en su carrera deportiva?). Hoy no vamos a responder preguntas, en plural, solo vamos a formularnos algunas y a contestar una.

Si se depositan expectativas en figuras públicas sería recomendable, a pesar de las discrepancias y los enojos que pudieran suscitar, que no se les ponga un precio a sus cabezas. Las cabezas, y más algunas que otras, no tienen precio. Los partidos, si es que creemos en el juego limpio, se ganan y se pierden adentro de la cancha siguiendo las pautas del reglamento. Y si es el reglamento lo que falla habrá que buscar consenso para cambiarlo. Porque no todo es lo mismo por más que se empeñen en reforzar esa idea. No es lo mismo hacer una gambeta y un gol con la mano AL RIVAL que pegarle una patada, sin pelota, por arriba de la rodilla. Si es que seguimos hablando de fútbol, sin importar la camiseta, eso es para roja directa.

Así como el árbol no debería tapar el bosque, que el calor que se avecina en Qatar no empañe una de las competencias deportivas, más celebradas y esperadas, cada cuatro años. No nos tiene que traer la Copa a nosotrxs. Que la levante porque se lo meressi. Y si la gana(n), ojalá que así sea, millones tendremos un motivo más para brindar en las fiestas. Y si no, habría que agradecerle igual por todos los años en que se puso la “10” sin que le quedara grande. Tamaña responsabilidad después de quien la llevó con orgullo durante tantos años. ¿Podría ser un buen homenaje que, supuestamente en su último mundial, lo gane por primera vez y al mismo tiempo se lo dedique (entre otros) a quien también por primera vez no estará alentando desde la tribuna como siempre lo hizo?

No lo sabemos. De vez en cuando nos toca lidiar con las ausencias. Así es el fútbol y así es la vida. Se parecen. Muchas veces se corre. En otros momentos se levanta la cabeza y se frena. A veces no se sabe para dónde salir corriendo. Y, en otras oportunidades, nos toca ganar o perder. Así es el juego. Hay una pregunta que sí podemos responder con certeza (casi) absoluta como antes adelantamos. ¿Cuánto falta para que empiece el mundial? Menos de un mes. Sí.