Todo beso es político

En “Un baión para el ojo idiota”, los Redonditos de Ricota exclamaron “todo preso es político”. Si volvieran a escribir la canción, ¿cantarían que todo beso es político? Esta semana se cumplieron cincuenta años de un hecho que generaría un quiebre en las demandas sociales, la Revuelta de Stonewall.

¿Qué fue? “El Stonewall Inn era un bar sórdido, manejado por la Mafia, donde servían licor adulterado: Solo tenías que encontrar una botella de cerveza vacía para que el camarero creyera que ya habías pedido un trago”, recuerda Lanigan-Schmidt. “Los travestis controlaban la rockola, que tenía música de la Motown, y en la parte de atrás había una habitación con luces tenues donde a veces te dejaban bailar abrazados”, cuenta para la Revista Vanity Fair el reconocido escultor Martin Boyce, otro veterano que participó en la revuelta.

“El 28 de junio de 1969 un grupo de lesbianas, gays y trans resistió una razzia policial en el bar Stonewall Inn, en la ciudad de Nueva York. No se trató de un acto anecdótico de rebeldía: esta vez el desafío a la autoridad dejó un saldo organizativo perdurable. Nucleados en el Gay Liberation Front, las personas LGBTI+ nos organizamos contra la violencia policial en las calles, de manera visible, bajo riesgo de ser encarceladas, expulsadas de nuestros hogares, repudiadas por nuestras comunidades, despedidas de nuestros trabajos, condenadas socialmente, encerradas en psiquiátricos”, señaló Ricardo Vallarino, para Infobae.

En el marco de aquella lucha, en la que participaron unas dos mil personas, diversos grupos decidieron formar, en Estados Unidos, el Gay Liberation Front (GLF). Se declararía el 28 de junio Día del Orgullo, en recuerdo de la revuelta de Stonewall, y la primera manifestación del Orgullo se realizaría en Nueva York en 1970.

Hoy, 50 años después, la batalla en la obtención por la igualdad continúa. Esta semana se conoció una sentencia que generó rechazo. Mariana Gómez fue condenada a un año de prisión en suspenso por besar a su esposa, Rocío Girat, en la estación Constitución. Su abogado defensor, Lisandro Teszkiewicz sostuvo que “no están dadas las pruebas ni los criterios necesarios para acusar a Mariana de resistencia a la autoridad”.

Marta Dillon, en Página/12, escribió una nota de opinión sobre este tema. Señala: “Ese día yo me defendí de la violencia discriminadora de la policía”. Nuestros besos son políticos, dijimos en la calle, pero no son sólo nuestros besos, son nuestros cuerpos otros, nuestras otras formas de hacer redes, de reconocernos y de defendernos. Hartas y hartxs de resistir, tenemos derecho a defendernos. Como hizo Higui cuando quisieron violarla para “corregir” su ser lesbiana. Como hizo Mariana, como hizo Rocío Girat frente a la puerta del juzgado porque su compañera temblaba y se recuperaba del desmayo que le provocó la bronca frente a la sentencia”.